Artículo Informativo

 Motricidad Fina

 Una habilidad esencial en el desarrollo infantil

La motricidad fina es la habilidad que permite realizar movimientos pequeños y precisos utilizando los músculos de las manos, los dedos y, en ocasiones, los pies y los ojos. Esta capacidad es fundamental para tareas cotidianas como escribir, dibujar, cortar con tijeras, abotonarse la ropa o atarse los cordones. Su desarrollo comienza en la infancia y evoluciona gradualmente a medida que el niño crece y su sistema nervioso madura. Estimular la motricidad fina desde temprana edad es clave para un adecuado desempeño escolar y una mayor autonomía personal. Actividades como ensartar cuentas, jugar con plastilina, usar pinzas, colorear dentro de líneas o armar rompecabezas contribuyen significativamente a mejorar esta habilidad. Además, estas acciones fortalecen la coordinación ojo-mano y fomentan la concentración. Los retrasos en el desarrollo de la motricidad fina pueden afectar el aprendizaje y la autoestima del niño. Por ello, es importante que padres, maestros y profesionales de la salud trabajen en conjunto para identificar y atender posibles dificultades. Con paciencia y práctica, los niños pueden adquirir destrezas que les permitan desenvolverse con éxito en su entorno diario.



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